A igual que le ocurre a Robe Iniesta, tampoco me gustan demasiado las
entregas de medallas, los desfiles y toda esa parafernalia que va unida desde
el principio de los tiempos a determinadas fechas o actos. Me emociona más ver
a unos vecinos que se reúnen cada jueves a regar los árboles de un parqueabandonado por la desidia de los gobernantes, o a un grupo de gente reunida enuna plaza, sentándose en el suelo, e intentando aportar ideas para mejorar la
tierra en la que vivimos. Esta es una semana en la que se habla más del terruño
que de la Tierra con mayúsculas, por esa tendencia que tenemos a parcelarlo
todo: el lunes fue aquí en Extremadura (y en Asturias) y mañana lo será en
Cataluña, que lleva meses y años ocupándonos todas las portadas de los
periódicos.
El viernes pasado me di mi habitual paseo de cada año por Cataluña:
unas cuantas horas para visitar la ciudad de Lleida, degustar su plato típico y
pasear por sus calles. En ellas observé gentes de todas las razas, credos y procedencias
que le daban un aire exótico y cosmopolita, muy agradable para quienes pensamos
que no hay más patria que el planeta en que vivimos. No puedo decir que la ciudad estuviera al
margen de la actualidad, porque sí que había banderas y publicidad institucional
recordando los 300 años de la derrota de unos territorios peninsulares frente aotros en la guerra de sucesión, pero también sería injusto afirmar que se
sintiera el ambiente prebélico y catastrofista que uno lee en algunos
periódicos y escucha en determinadas emisoras. Mientras las encuestas enla Gran Bretaña hablan del empate en el referéndum del día 18 sobre laindependencia de Escocia, aquí estamos ya montando todo para una confrontación
que recuerda el duelo a garrotazos de Goya: unos preparando una consulta
democrática como las que se realizan periódicamente en Suiza o en EE.UU, y
otros dispuestos a llevar al Constitucional la osadía de querer preguntar,
incluso de manera no vinculante, qué es lo que se quiere ser en el futuro.
No quisiera entrar esta vez en detalles sobre
la legalidad de la consulta del 9 de noviembre, pero sí plantear que quizá no
estén siendo inteligentes a medio y largo plazo los que van a impedirla. Alguna
vez escribí que si quieres que alguien siga a tu lado no debes usar la técnica
de Antonio Banderas en la película Átame
de Almodóvar. Imagino que no habrá consulta, ya sea por las buenas o con aquelplan de Vidal-Quadras que incluía a un general de Brigada de la Guardia Civil.
Escuché a alguien contrario a la independencia de Cataluña (pero favorable a la
consulta) que la estrategia del PP, PSOE y UPyD en este asunto estaba
fortaleciendo el independentismo. Quizá tuviera razón y no estaría de más
pensar más allá de la pírrica victoria de ver a la policía requisando urnas en
otoño.
Publicada en el diario HOY el 10 de septiembre de 2014.
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