Un fotograma de Rajoy se intercaló entre las imágenes de las torturas de Abu Graib. No es la primera vez que los desatinos de un realizador provocan un escándalo ni será la última: ya en junio de 1986 se deslizaron las siglas del PSOE sobre la imagen de Butragueño – que no oculta sus simpatías populares – endosando cuatro goles a Dinamarca. Tal vez sea cierta la versión que habla de error técnico porque no puede haber nadie tan torpe como para provocar una manipulación que intentaría mezclar al líder de la oposición con la crueldad de la invasión de Iraq. De todos es sabido que el partido de Mariano se mostró siempre alejado de cualquier apoyo a la intervención militar y a la ocupación de aquel país. Más preocupante es que nos ocupemos ahora del fotograma intruso en lugar de ocuparnos de lo relevante: la constatación de que la libertad infinita y la democratización insuflada por los vientos de las Azores eran la mentira más grande de la historia. Ahora ya no nos queda duda de que no sólo hacían lo que vemos en las imágenes sino que serán capaces de mayores brutalidades con las cámaras apagadas. Hemos dado por buena la necesidad de contar con ejércitos formados por jóvenes capaces de disparar sin preguntar y de cumplir ciegamente las órdenes. En la lógica de estos soldados está un sencillo silogismo: si era justo y ético bombardear ciudades en las que habitaban y morían niños inocentes, por qué razón iba a ser injusto e inmoral torturar a presuntos terroristas. Más que escandalizarnos por el fotograma deslizado habría que empezar a pedir perdón por haber sonreído junto a Bush y a Blair. Aún estamos esperando. http://javierfigueiredo.blogspot.com
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 20 de febrero de 2006
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