Quienes tenemos unos años recordamos el caso de un dúo que consiguió cierta fama a finales de los 80, con unas canciones pegadizas y unos falsetes horteras que encandilaban a miles de seguidores. Lo de los falsetes acabó tomando demasiado cuerpo cuando supimos, pocos años después, que los Milli Vanilli eran dos guapitos a los que ponían voz unos chicos más feos y con menos glamour. Una vez descubierto el fraude intentaron solventar el desaguisado lanzando al estrellato a los auténticos, The Real Milli Vanilli, que cosecharon un fracaso monumental y casi acabaron dando la razón a quien ideó a los impostores. Ahora nos hemos enterado de que la niñita que nos encandiló con su canto en la inauguración olímpica era una milli vanilli china de apenas cinco años. Alguien pensó que no basta con cantar bien sino que también hay que dar imagen, expresión horrible que define la vacuidad del mundo en que vivimos. Por eso, uno no deja de sentir una solidaridad con quienes aportan la calidad a los maniquíes que carecen de ella, desde la que puso las piernas a Julia Roberts para el cartel de Pretty Woman, hasta los centenares de actores de manos, pies – y otras zonas–, que suplantan a los actores famosos en los primeros planos de esas partes. Por no hablar de los dobles para las escenas peligrosas, los negros que escriben los libros que firman quienes no saben concordar sujeto y predicado, o los asesores que redactan cada declaración medida de un personaje público. El mundo está hecho para los que tienen imagen, aunque no haya nada detrás, y los que no la tienen acumulan sus habilidades en la trastienda.
8 comentarios:
jo...qué triste...y lo mejor de todo es que el 90 % de la poblacion no tiene manos, ni piernas, ni cara perfecta...pero si algo que ofrecer..
me ha gustado!
saludos!
Muy bueno todo el contenido del artículo, no es oro todo lo que reluce y lo que algunos intentan vender por original, tiene mas falsificación y menos de real que yo que se, pero lo que no comparto contigo es la siguiente afirmación o frase que compartes en tu artículo, dice así:
El mundo está hecho para los que tienen imagen,
No creo que el mundo esté hecho para los que tienen imagen, el mundo esta hecho para todos por igual, somos nosotros los que lo hemos trasgiversado a nuestro antojo.
Un abrazote en esta tarde
Que no Ruth, que no; hazte una imagen y echate a dormir. Te lo digo yo que hay veces que no puedo hacer algunos trabajos porque el que se tiene que llevar los laureles es mi compañero y para que no haya dudas, pues eso, mejor que no ande ni apareciendo (y eso que yo no soy fea).
También me acordé de Cyrano de Bergerac
(ando un pelín quemada y creo que se me nota ¿verdad?, pero como para mi esto de los blogs es pura terapia, pues eso, que estoy empachosina)
Javier,
yo he sido de las que están ahí detrás para los laureles y delante para las leches... El mundo es así, bien dices, pero ¿sabes qué?
Detrás de todo eso, tengo tantas cosas...
Muchos besos,
S.
Qué graciosa eres, Hitos.
Y con Fungairedo, qué espina se le ha clavado a esta sociedad hipócrita...
Y con los demás, cómo me hacéis pensar...
Saludos a todos.
@us, no intentaba ser graciosa ¿lo he sido? ¿en qué?
Claro, supongo que si pretendieras serlo, no te lo diría. Lo digo, Hitos, porque escribes con gracia y salero, lo cual resulta muy natural . Cuando te leo me figuro que piensas en voz alta.:)
Saludos.
Ruth, no es que yo crea que el mundo está hecho para los que tengan imagen ni abogo por ello, pero es una desgraciada realidad que ocurre.
Sara, me has descubierto un filón en esto de la imagen, la primera línea y las trastiendas. De las pocas cosas que uno aprende con la edad es a darse cuenta de que la imagen exterior es lo menos importante de las personas. Y cuando hablo de imagen exterior no me refiero solo a lo físico, sino a lo que uno, por las circunstancias de la vida, acaba por poner como si fuera su tarjeta de presentación. Lo que preocupa en este mundo es que cada vez es más difícil conocer a las personas, en general, por una especie de epidemia de autoprotecci´´on que nos hace crear imágenes de nosotros mismos. Tenemos que parecer sobrios cuando somos sensibles, firmes y rígidos cuando somos ciomprensivos, etc.
Hitos, un día tengo que escribir sobre colgarse las medallas ajenas.
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