La semana pasada se publicaba el barómetro de opinión hispano-luso y mis amigos de Facebook me animaban a que hiciera algún comentario al respecto. Les dije que no tenía preparados los papeles para el exilio en Elvas y que preferiría callarme muchas de mis reflexiones sobre el culebrón veraniego de la unidad peninsular. Haciendo gala de mi déficit de atención, que es como llaman los modernos a los distraídos de toda la vida, me fijé en lo que más me gusta de todas las encuestas, ese mítico apartado que reúne a los que no saben con los que no contestan. Siempre me ha preocupado que los sociólogos los metieran en el mismo saco. Cuando me llaman a las 4 de la tarde para preguntarme si admiro a José Tomás, yo siempre me quedo callado y no por desconocer al torero (o al sastre), sino por evitar blasfemias de altos decibelios a la hora de la siesta. Lo más curioso de la encuesta no es que casi la mitad de los portugueses quieran unirse al resto de España y la otra mitad quieran ser independientes, sino la notable ignorancia de los españoles hacia Portugal. Tampoco hacía falta una encuesta para ello y bastaba simplemente con observar el tratamiento informativo que los medios nacionales hacen respecto a lo que ocurre en el país vecino. Pero que el 54% de los portugueses sepa que Zapatero preside nuestro gobierno, y que sólo un 1.2% de los españoles sepa quién es José Sócrates, no puede deberse únicamente a esa asimetría informativa de la que tanto se ha escrito y quizá merecería una visita colectiva al especialista. Ahora tendríamos que preguntarnos a qué se debe todo esto: yo lo sé, pero prefiero no contestar.
Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 3 de agosto de 2009.
1 comentario:
Pues tienes toda la razón!!
Publicar un comentario