A mediados de los 90 me
subscribí con unos amigos a Le monde
diplomatique. Compartíamos el mismo ejemplar y lo comentábamos en una época
en la que no teníamos todavía internet y eran escasas las posibilidades de leer
algo diferente al pensamiento único en lo económico y en lo político. Recuerdo
cuando tuvimos la primera noticia sobre la Tasa
Tobin e incluso pensamos en crear un grupo de apoyo a ATTAC en Extremadura.
No eran tiempos fáciles para venir con ideas nuevas a un mundo en el que casi
todo estaba marcado de antemano por los grandes arquitectos, y donde la
capacidad de elección del ciudadano se reducía a elegir la tonalidad de la
pintura sin salirse de la gama indicada. Mientras empezaban a organizarse las primeras
manifestaciones en busca de otro mundo posible, las ideas altermundistas recibían
palos en Seattle y disparos como el que se llevó la vida de Carlo Giuliani, en Génova, durante el
verano de 2001. James Tobin, un
keynesiano que murió hace 10 años, estaba un tanto contrariado por el hecho de
que una idea suya de 1971 estuviera siendo enarbolada por los movimientos más
revolucionarios del nuevo milenio. Pero ha sido tan vertiginosa esta última
década, que un hombre tan poco sospechoso de izquierdista como Sarkozy se apunta a sacar del baúl de
los recuerdos esta idea de tasar con un 0,1% las transacciones especulativas.
Al final va a tener razón quien dijo que los utópicos, más que locos, son
simplemente adelantados al tiempo que les tocó vivir. Habrá quien piense que la
tasa Tobin es una vieja ocurrencia de
más de 40 años, pero no es menos cierto que está sin estrenar.
Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 6 de febrero de 2012.
1 comentario:
vaya sin ofender a nadie de esa generacion, la verdad estar sin internet y son las cosas que hay ahora es feo...
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