07 mayo, 2012

Seguridad jurídica

Los mismos que se alegran cuando un bien público pasa a manos privadas, se rasgan las vestiduras si el proceso se realiza en sentido contrario. Privatizar es un verbo moderno y que viste bien, que consiste en otorgar beneficios a unos cuantos de aquello que podría servir a todos si fuera bien gestionado. En cambio, nacionalizar es un infinitivo que ha caído en desgracia. Es algo así como intentar poner al servicio de la comunidad aquellas estructuras o entidades estratégicas que están en manos de unos pocos. Mentiría si les dijera que tengo todos los datos y un conocimiento profundo de lo que ocurre en Argentina o Bolivia con esas empresas que dicen ser españolas. Tampoco sé a ciencia cierta si se trata de unos entes tan patrióticos, que jamás osarían tener filiales domiciliadas en paraísos fiscales. Por no mencionar la paradoja que es otorgar nacionalidad a empresas que se denominan multinacionales y que cotizan en bolsa. En cualquier caso, es interesante escuchar la defensa que se hace de la seguridad jurídica de los accionistas: en eso sí que hay que reconocer que tienen toda la razón, ya que no es de recibo que te birlen los derechos de la noche a la mañana sin posibilidad alguna de reclamar. Los accionistas de Repsol y Red Eléctrica van a perder poder adquisitivo porque unos gobiernos democráticos han decidido modificar las reglas en mitad de la partida. Lástima que esos defensores de la seguridad jurídica allende los mares no digan nada sobre la de los trabajadores, los funcionarios, los maestros, los estudiantes, los enfermos y todos los que cada viernes son esquilados sin piedad.

Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 7 de mayo de 2012.

*La viñeta es una genialidad de EL ROTO

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