25 junio, 2012

Curso básico de optimismo


El personaje de Mario, interpretado por el actor Federico Luppi, mantiene una conversación con su hijo Ernesto en la película Un lugar en el mundo. El maestro aconseja al adolescente sobre su futuro y le advierte de que, si no le gusta recibir demasiadas órdenes, tendrá que estudiar mucho. “Cuanto más sepas, menos te van a mandar”, es la frase lapidaria que pronuncia el padre. La sentencia no es un dogma de fe: todos ustedes habrán vivido de cerca algún ejemplo en el que la ignorancia y el bastón de mando se fundían en un mismo ser, pero eso es asunto para una tesis doctoral. Lo que sí es cierto es que nunca se sabe lo suficiente y que siempre existe la posibilidad de profundizar o ampliar los conocimientos, ya sea en aquello que nos es imprescindible para vivir o en lo que es una simple afición. Ahora que se van entregando los boletines de notas, ahora que el adjetivo suficiente es casi un artículo de lujo, nos convendría realizar un curso básico de optimismo. Porque el desánimo es un mal de nefastas consecuencias, con capacidad de convertir en inútiles a los más hábiles y a los más listos. No se ha inventado la máquina que convierta los días grises en paisajes con arco iris brillante, pero sí que deberíamos tener entre nuestras destrezas básicas algún mecanismo que nos permitiera creer un poco más en nuestra capacidad para resolver los problemas que nos acucian. La depresión colectiva puede ser tan nociva como la peste o el cólera, y empezamos a estar necesitados de maestros como Mario en aquella película: que enseñen a pensar, a luchar y a superar el pesimismo y las dificultades.

Publicado en la contraportada de EL PERÓDICO EXTREMADURA el 25 de junio de 2012.

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