07 febrero, 2018

La heroicidad de intentar algo distinto

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El pasado 13 de diciembre escribí en este mismo espacio sobre otras maneras de aprender, atraído por el contenido de una conferencia de Bob Lenz sobre el aprendizaje basado en proyectos. Me había olvidado ya de esa historia cuando leí el reportaje de Ana B. Hernández sobre el rechazo de algunas madres y padres hacia la metodología finlandesa implantada por las maestras de infantil en una escuela extremeña. Lejos de mi intención está el dirimir si en ese caso concreto tienen razón las familias que se quejan, las que están contentas o las profesoras, porque ni es el espacio, ni tengo todos los datos. En cambio, esta polémica me ha hecho recordar lo sencillo que es sobrevivir haciendo lo que se ha hecho toda la vida y lo complicado que es salirse de los caminos trillados



Hace ya muchos años tuve un profesor de literatura que decidió romper con el esquema tradicional de la enseñanza, aparcó las gruesas enciclopedias en las que se desgranaban títulos y fechas de publicaciones y se sentó en la mesa para comentar participativamente obras del Duque de Rivas o Galdós. Se pueden imaginar que al tercer día el delegado de clase ya estaba rodeado de gente que, con las manos en la cabeza y entre lágrimas, pedían que hiciera algo para que aquel loco profesor volviera a la “normalidad” de dictar unos apuntes que memorizar y poner en el examen. También recuerdo a una profesora de idiomas que escribía para sus clases un auténtico serial, introduciendo en las situaciones comunicativas detalles de la actualidad y de los gustos de los propios alumnos-actores, pero que acabó abandonando porque un rancio departamento y un par de quejas de padres aconsejaba volver al tedioso mundo de rellenar los espacios en blanco con la palabra adecuada.



Lo más fácil es siempre seguir la corriente, hacer lo que está previsto, repetir lo que está marcado sin pararse a pensar en si merece o no la pena. Nos hemos acostumbrado a perdonar más al que prosigue con su silencioso fracaso, que a quien innova y da un salto mortal. No me cabe duda de que cualquier cambio tan sustancial en un ámbito como el educativo debe hacerse con mucho consenso, mucha participación de toda la comunidad, todo el apoyo del centro y con garantías de continuidad. Puede que la aplicación de la nueva metodología en ese colegio de Santa Amalia no fuera impecable, pero no caigamos en errores ya vividos desde hace siglos en un país que se jactaba del “que inventen ellos”. Si unas maestras han decidido poner las aulas patas arriba y emular sistemas que han tenido éxito en otros lugares, hay que aplaudirles la heroicidad de intentar algo distinto, porque lo más cómodo para ellas habría sido seguir al pie de la letra los libros de texto y no meterse en líos. Si seguimos haciendo lo mismo de siempre y nos atenaza el miedo a los cambios, acabaremos obteniendo idénticos resultados. Pensémoslo.

Publicado en el diario HOY el 7 de febrero de 201.

1 comentario:

Viajes a Sri Lanka dijo...

Particularmente me encanta viajar, conocer un poco de todas las culturas, pero mi destino preferido sin duda alguna es el continente Asiático… Me toco mucho salir de mi zona de confort y buscar algo distinto y de verdad me a encantado...
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