El profesor y columnista Jual Luis Corcobado menciona hoy en su artículo de los sábados, al hilo de una referencia de mi blog, un descripción muy sugerente para quienes sentimos pasión por Portugal y añoranza del espíritu del 25 de abril. Como quiera que llevo ya un tiempo leyendo y reflexionando sobre lo que ocurrió en estas tierras ibéricas en la década de los 70, no dejo de admirarme al ver cuántas discusiones y problemas que tenemos hoy son consecuencia de lo que ocurrió aquellos días.
Fue en aquel tiempo cuando no se pusieron correctamente las normas del juego democrático y se hizo un combinado democrático con demasiados sabores rancios. Era tal el miedo que había a que no llegara la democracia, que los demócratas cedieron ante los que no lo eran y no desmontaron el nacional catolicismo para instaurar un estado en el que las iglesias pudieran actuar libremente al margen del Estado. Se pasó de ir bajo palio a encabezar la procesión. Como a finales de los 70 y primeros de los 80 los sables hacía mucho ruido, algunos entendieron que la representación popular debía seguir participando en las performances de cada religión. Y de ahí viene que hoy, en 2008, casi 30 años después de las eleccciones a los ayuntamientos democráticos, algunos se descoloquen cuando el alcalde en funciones decide no colgarse la medalla, no coger el palo y desfilar el primer viernes de luna llena de cada primavera. Y es que muchos han creído que con colar en la Constitución aquello de que " España tendrá en cuenta su tradición católica..." todo quedaría más o menos igual.
Y no.
Hay que empezar a hacer pedagogía. A título personal cada uno que haga lo que quiera, y si Trillo lleva el paso en Cartagena y Guillermo Fernández Vara en Olivenza me parece estupendo, porque lo hacen a título individual (lo hacían antes y después de tener responsabilidades políticas). Lo que no es de recibo es que por ser teniente de alcalde al representante del pueblo le toque ir de procesión, comer pan ácimo o levantarme a las cinco para mirar a la Meca. Así que, amigo Juan Luis, Franco y Salazar son historia, sí. Lo que me gustaría enterrar son los detalles del franquismo que se nos han quedado incrustados en el subconsciente por haber preferido transitar del pasado a romper con él. Como aquel 25 de abril.
2 comentarios:
Queridanónima suscribe este tu post al 100%. Y el de Corcobado, tabién. Saludos.
Javier, yo también estoy totalmente de acuerdo contigo, pero, como tú sabes, existe un sentimiento de desilusión y frustración con el sueño que abril nos trajo. La generación de mis padres y la mía, que soy hijo de esa revolución tan bonita, siente que quizás las cosas no han cambiado lo suficiente, pero algo cambió y podemos decir “25 de Abril Sempre, Fascismo Nunca Mais”!
Yo, para honrar ese día, y la gente, como mis abuelos, que han sufrido la discriminación de ser de una clase social trabajadora, intento mantener una postura sana, de tolerancia, de libertad con responsabilidad, de igualdad y de solidaridad… no lo consigo lograr siempre, pero que lo intento, sin duda, intento.
¡Qué bonito es este mes! Es nuestro. Es ibérico con acento portugués!
Publicar un comentario