Dicen las malas lenguas que en los últimos años se ha empezado a vender de forma inesperada un libro de Gonzalo Fernández de la Mora titulado El crepúsculo de las ideologías. Por un momento pensé que se debía a la torpeza para comprar por internet de quienes devoran novelas de vampiros, pero algunos datos me hicieron dudar y preguntarme si el ministro de la dictadura habría logrado convencer a buena parte de la población. Uno de esos datos es que el adjetivo apolítico sea hoy un sinónimo de bondad, y que cualquier ente revestido de ideología sea considerado una reencarnación de satanás. Hay quienes creen que el abstencionismo, la apatía o el desinterés por los asuntos públicos les convierte en seres celestiales y virginales. En cambio, siempre he considerado que ser apolítico es una imposibilidad metafísica, porque el silencio o la inacción ante la realidad son también una forma de decantarse tan responsable (o irresponsable) como la del más ruidoso de los activistas. El apolítico – que no tiene nada que ver con el apartidista – presume de no seguir el dictado de ninguna ideología y lo hace con orgullo, pero siempre me ha llamado la atención que quienes avisan en la tasca de su desapego de las ideologías políticas se marquen siempre unos discursos que habría firmado Fernández de la Mora o cualquiera de sus compañeros de gobierno. Donde estén unas ideas, con todos sus errores, que se quiten los crepúsculos devoradores del rojo elemento. Es tiempo para cualquier cosa menos para prefijos privativos y, como diría el poeta portugués Eugénio de Andrade, es urgente pensar.
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5 comentarios:
Primero, salvo quizás las personas en estado vegetativo y los bebés, no creo que haya nadie realmente "apolítico". Todos somos "políticos" porque, de forma más o menos estructurada, todos tenemos unos valores sobre qué comportamientos son deseables en sociedad, tanto en lo referente a las personas como a las instituciones. Por supuesto, como todo, esto es una cuestión de grados y no todo el mundo dedica el mismo tiempo de su vida a pensar en estas cosas "políticas".
No obstante pienso que la connotación positiva que ha adquirido, como dices, el calificativo "apolítico" es un producto de las últimas décadas de globalización. Esta connotación tiene, primero, un enorme potencial "desmovilizador". Y segundo, encaja muy bien con un argumento muy extendido que aboga por dejar las grandes decisiones en manos de expertos supuestamente imparciales (en la economía esto ha sido el pan nuestro de cada día)
Pero como dije al principio, no creo que haya ningún experto apolítico. Todos se han guiado, bien por sus propias ideologías, bien por el interés de su pagador.
Un saludo y perdón por la extensión.
www.desdelaputrida.blogspot.com
No hay nada que perdonar. Agradezco el comentario. En cualquier caso, yo incidiría a que en España tenemos todavía más acentuado el estigma (Franco le dijo a un ministro "no se meta usted en política). Y en Extremadura todavía más.
Pero reconozco que son apreciaciones personales carentes de toda ciencia.
Salud
Tienes razón. Todo apolítico tiene un pensamiento político. Generalmente, comulgan con el régimen establecido.
Habría que ver si los "apolíticos" lo continúan siendo si gobernase un partido radicalmente contrario a sus intereses. :)
Un poquito de decencia, Javier Figueiredo, por favor. El que insinúes que una persona que se considere apolítica es en realidad franquista, me ha llenado de indignación. Me parece rastrero. Esperaba otra cosa de este blog.
Llevamos años acostumbrados a que a cualquiera que se salga del régimen de pensamiento impuesto se le tache de franquista (fascista o indeseable), de forma zafia e infantil. Ya está bien, un poco de decencia. Lo mismo se hacía en el régimen franquista, a cualquiera que se saliera del régimen de pensamiento impuesto se le tachaba de rojo, vago, maleante e indeseable. Entonces la censura era externa y localizable. Ahora es interna, sibilina, aún más fuerte y dañina. En toda época, lo importante es que nadie piense por sí mismo. Ahora perjudican el desencanto y los apolíticos. Pues a demonizarlos.
Lo que habría que plantearse es qué demonios ha hecho el PSOE (y parte del PP), el principal responsable por ostentar el poder tantos años, para conseguir esta repugnancia política en tantos ciudadanos.
Cómo hemos ido viendo descomponerse en vida, pudrirse, a todos los que presumían de tener ideas políticas, sobre todo de izquierdas, retorciendo sus argumentos para tolerar tantos desmadres, inoperancias e indecencias, hasta tolerar pulpo (o lo que toque) como animal de compañía, para que sigan "los míos", porque según dicen torticeramente: "recuerda que los otros son de Franco". Cuanta barbaridad.
Cómo ha conseguido el PSOE realizar una política más de derechas que Aznar, meternos en una guerra económica como la de Afghanistán, y ser aún más lacayos de USA que con Aznar. Qué han hecho todos, PP y PSOE, IU y los repudiados sindicatos pesebreros para que todos estos "profesionales de la política" sean considerados una casta de sinvergüenzas. Qué han hecho para que la palabra "política" nos produzca arcadas. Eso habría que analizar, y no la reacción ciudadana hacia el ser "apolítico", que es digna de respeto y perfectamente comprensible.
Por cierto, también es asombroso el desprecio de Despotrikator ante los apolíticos, "que se guían según el interés de su pagador". Genial, además de franquistas, ahora los apolíticos son unos comprados. ¿Ein? ¿Los sindicatos son entonces apolíticos?
Marikiyas dice que los apolíticos comulgan con el régimen establecido. Es decir, los apolíticos ahora no son franquistas, sino socialistas. Si comulgas con algo, ya no eres apolítico, digo yo. En fin, yo no sé qué más insultos encontráis hacia los apolíticos (para el vulgo hoy es tan insulto franquista como socialista, seamos sinceros). Yo no soy apolítico (aún), pero respeto y entiendo al menos su desencanto. Este sentimiento es completamente distinto al signo apolítico del franquismo cuyo objetivo era no meterse en líos por puro sentido práctico. Ahora es por puro asco, de ver tanto traidor sin ideología moverse en televisiones, radios, grandes periódicos y demás medios de comunicación. Todos vendiendo propaganda y falseando la realidad según el interés de su pagador.
AL comentario anterior: Si quieres simplifica, simplifica. Si quieres darte por aludido, hazlo también. Pero tengo que decirte que, digas lo que digas, tú no eres apolítico: tu perorata denota un posicionamiento político. Y si quieres identificar el no ser apolítico con el apego a alguno de los partidos españoles, es que tienes un concepto bastante pobre de la capacidad del ser humano como ser político.
Nunca dije que todos los que se autodenominen apolíticos sean unos comprados. Mi crítica en esa frase que tú refieres va contra los pretendidos expertos imparciales que han poblado y pueblan los organismos (desde el FMI al BCE) que fijan el designio de la economía de forma supuestamente aséptica. Considero que no son imparciales, sino que sirven a unos intereses y a una ideología concreta. Sus hechos lo demuestran.
Pero vamos, tú mismo. Ofenderse es libre y gratis
Saludos
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