Hoy, 14 de agosto, me acuerdo de Los girasoles ciegos. Un libro sencillo y conmovedor, pero destrozado -como tantas veces- por el cine. Sigo pensando que este país tiene que cerrar heridas y que para eso hay que abrirlas y limpiarlas bien, ahora que el tiempo ha pasado.
No digo más, que me conozco.
1 comentario:
Quería felicitarte por tu blog y quedarme siguiéndote!
Saludos*
Publicar un comentario