Cuando uno cambia la disposición de los muebles en casa tarda
un tiempo en acostumbrarse. Incluso el eco es diferente y uno no termina de
acomodarse hasta que llega un día en el que ya no te acuerdas de cómo estaba
antes. Abandonamos la contraportada y nos colocamos en las páginas del medio,
como más resguardados, con la tranquilidad de que ya no veremos nuestra
fotografía en una esquina de la barra y con manchas de café. Al abrigo de las
páginas centrales da la sensación de que se puede escribir cualquier cosa y que
podríamos afirmar más facilmente, por ejemplo, que el que ha prohibido comer en
las calles de Roma es un mentecato. Pero no sería ni elegante ni inteligente.
Primero porque dudo de que se llegara a enterar del insulto el alcalde Gianni Alemanno y, en segundo lugar,
porque las ofensas y las agresiones no suelen servir para modificar los
comportamientos ajenos. ¿Acaso creen que el juez Pedraz va a ser otro tras haber escuchado lo de pijoácrata? Mas vale dejarse de insultos
y preocuparse por lo único que le queda a los que nada tienen: la calle, ese
lugar al que te envían -precedido de cuatro letras- cuando ya no quieren que
estés en un sitio. En Roma no te dejan ni dar bocado al aire libre y por aquí
quieren modificar las leyes para que quienes ponen en tela de juicio el orden
establecido no formen grupos, circulen y se disuelvan. Ya murió el que dijo que
la calle era suya, pero algunos de sus secuaces estarían dispuestos a superar,
en pleno siglo XXI, la ya mítica frase del fundador del partido. Acabarán
privatizando la intemperie y cobrando el IBI a los sin techo. Al tiempo.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 8 de octubre de 2012
1 comentario:
Y el aire... Te ha faltado decir que también nos cobrarán el aire contaminado que no han sabido controlar.
Es una hora difícil para España, por eso mismo, debería ser un momento de reflexión para los políticos que tienen en sus manos el poder que les dio el pueblo.
Yo no sé los nombres de las personas que están en la manifestación, pero sin duda se llaman: descontento, frustración, paro y desilusión.
Saludos.
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