17 mayo, 2023

Votar cerca

En unos días volveremos a votar. Seguiremos haciéndolo con el sistema mundial en el que más papel se derrocha y a nuestros buzones llegarán cartas firmadas por candidatas, folletos de propaganda y hasta papeletas oficiales de voto, lo nunca visto en ninguna democracia que se precie. Y todas esas montañas de papel las estaremos pagando, queramos o no queramos, cada uno de los contribuyentes.

 

Recuerdo que me decían que las elecciones más importantes eran las generales, con sus sobres blancos para el Congreso y otros de color sepia en los que hay que marcar a los senadores deseados. En cambio, creo que las próximas son las que más afectan a la vida cotidiana, las que más inciden en los detalles que nos endulzan o nos amargan el día a día. Sí, ya sabemos que las grandes leyes, las políticas estratégicas y las medidas universales son la base de todo lo importante, pero es en tu región, y especialmente en tu pueblo o tu ciudad, donde más se siente la destreza o se sufre la torpeza de quien está al mando.

 

Imagino que las campañas electorales serían más edificantes si sustituyéramos las arengas por conversaciones, si cambiáramos los argumentarios y las ocurrencias de asesores por compromisos sensatos y factibles, que son lo opuesto a tantas promesas que nacen con la fecha de incumplimiento marcada. En estos días me parecen más enriquecedoras esas tablas que podemos leer en las páginas de este periódico y en las que comparan lo que propone cada formación política para distintos temas. Solo cuando se sabe qué piensa hacer cada uno, es cuando se puede empezar a tener claro qué opción es la que más nos interesa, porque los rostros retocados con photoshop que pueblan vallas y farolas no sirven de nada.

 

Continuamos tratando la política con poca seriedad: mientras las ofertas de los folletos de un supermercado tienen valor cuasi contractual, a los partidos se les permite dar gato por libre sin que les suponga consecuencia alguna.  Así que espero que no me prometan nada y que sí se comprometan a hacernos la vida más fácil, a que no se abandone a quienes más lo necesitan, a que vivir en un pueblecito o en una barriada no suponga un lastre ni una discriminación, a que nuestras ciudades tengan más árboles y menos hormigón, a que se cuide el patrimonio, a que haya más bicis y menos coches, a que las baldosas de las aceras no nos jueguen malas pasadas, a que los servicios públicos funcionen, a que la cultura no sea un lujo, a que piensen en las personas mayores (que sí votan) y también en la infancia (aunque no vote), a que los colegios y hospitales estén en condiciones, a que no se olviden de nosotros hasta 2027 y nos dejen participar, a que lo den todo para que a nadie le falte un techo, comida y agua potable, a que cuiden de nuestro aire, de nuestra tierra, de nuestros animales  y de nuestros ríos.

 

Apenas once días y nos tocará votar de cerca. Si no arreglamos primero lo que tenemos al lado, difícilmente podremos llegar demasiado lejos. Y hay que hacerlo.


Publicado en el diario HOY el 17 de mayo de 2023








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